La idea de Mark Zuckerberg, creador de Facebook, sobre crear una comunidad basada en la Web en que la gente compartiera sus gustos y sentimientos no era nueva. David Bohnett, creador de Geocities, la había incubado a fines de los ´80, y tuvo éxito en los 1990, para el 1998 fue el tercer sitio más visto en la Web; pero ¿se habrían imaginado ambos emprendedores que lograrían que los seres humanos asimilaríamos tanto su creación que llegaríamos a compararlas con el más allá?.
En nuestros salones de reunión en la Universidad, impartiendo módulos de Monografía, hemos tratado el tema, específicamente, el fenómeno Facebook, con relación a nuestra reacción humana al perder físicamente a un amigo cuya página está conectada a la nuestra; frases como “Te extrañaré”, “Amigo aún no creo hayas partido”, entre muchas otras; son reacciones que hemos leído escrito en el muro del fallecido.
De alguna manera nos vemos acostumbrados a conversar con las personas por esta vía y entendemos, “inconscientemente”, que al escribirles en su muro estamos estableciendo un contacto con el ya difunto… ¿Vemos inmortalidad en la web?, ¿Estamos encarnando lo que los hermanos Wachowski predijeron en Matrix?, ¿O estamos perdiendo el tino?... Nelson Parrondo escribe el siguiente artículo para “Yahoo Finanzas”, el cual reproducimos por lo innovador del mismo con relación a la existencia virtual luego de la muerte física:
“En los últimos años, estamos viviendo el "boom" de las redes sociales. Casi todos los segmentos de la población se están subiendo al carro: abren una cuenta en Facebook, utilizan Twitter para transmitir cualquier idea, y escribe un blog con el que se introduce en una red de amigos. Creamos una especie de personalidad virtual y una red de amistades.
Lo reciente de todo este fenómeno y la rapidez con la que se ha expandido, ha hecho que determinados aspectos no se hayan tenido en cuenta por las empresas que ofrecen estos servicios. Y uno de ellos, el que hoy nos ocupa, es bastante siniestro: la muerte (real) de los usuarios.
Si fallecemos, toda la información que hayamos subido a alguna web nos sobrevivirá. De alguna manera, seremos inmortales en Internet. Todos podemos tener algún amigo en Facebook que lamentablemente ha muerto, y de vez en cuando, accedemos a su perfil para recordar su rostro mediante las fotografías que subió en vida o para rememorar sus comentarios.
Es una sensación parecida a la que antes podíamos tener al ojear un álbum de fotos de nuestro ser querido recientemente fallecido: pena y melancolía. Y lo mismo pasa con su cuenta de Twitter o su blog.
¿Borrar el recuerdo?
Las proveedoras de estos servicios están empezando a darse cuenta de esta realidad, y algunas ofrecen el borrado de cuentas si les mandamos el certificado de defunción del usuario. Pero ¿por
qué hacerlo si podemos crear una especie de memorial virtual y dejar una pequeña huella con nuestra vida en Internet?”
Iniciativas como The Digital Beyond o Death and Digital Legacy ayudan a comprender este proceso y saber cómo prevenir esta situación. Se trata de una web en la que explican las diferentes políticas de privacidad de determinadas redes sociales y nos explican qué hacer para poder recopilar todos los datos de nuestro "yo digital" y cómo almacenarlos para cuando fallezcamos.
Guardar la privacidad hasta el final
Si morimos, muchos de nuestros datos serán inaccesibles a nuestros seres queridos. Por ejemplo, si ellos quisieran acceder a nuestra cuenta de correo para poder ver un e-mail importante, no
podrían hacerlo, a menos que contratasen a un abogado e hiciesen una farragosa petición a la empresa en donde tuviéramos nuestro mail.”
Para evitar disputas o peticiones legales, la empresa Legacy Locker ofrece un servicio de almacenamiento de contraseñas. Si lo contratamos, podremos dejar almacenados el password de nuestro e-mail, de la cuenta de Facebook o de cualquier otra web, y especificar quién puede tener acceso a esos datos si fallecemos.
¿Webs de recuerdo?
Todas estas empresas auguran lo que será un jugoso negocio en el futuro: el de las webs de recuerdo. Hoy en día solemos guardar las fotos, los diplomas, las cartas o las cintas de vídeo de
nuestros familiares o amigos fallecidos, para recordarlos. En un futuro no muy lejano, tan sólo tendremos que acceder a una página web en donde todo el rastro digital de nuestro ser querido
podrá estar disponible a perpetuidad, para poder honrar su memoria.
En otras palabras podemos guardar nuestro secreto físico y virtual aún después de haber desaparecido físicamente!!!
Voy a empacar mi laptop, para evitarle gastos a San Pedro cuando llegue a su santo seno!!!!
Hasta la próxima!!!!
Otras fuentes:
http://faceclick.blogspot.com/2010/02/figuritas-en-tu-nombre-de-facebook.html
http://blog.espol.edu.ec/jlmora/tag/facebook/
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